miércoles, 21 de enero de 2009


Y se miraron, y se besaron por un largo rato. Y se acariciaron hasta sentir que sus manos se iban enredando. Sus suaves ojos la miraban fijamente, su sonrisa le fascinaba, la invitaba a quererlo eternamente. Ella sintió química, conexión, pasión, y algo inexplicable, que hasta el día de hoy nadie pudo describirlo. Le encantaba cuando callaba, porque cada cariño significaba mucho más. La hechizaba con su mágico sabor, estaba mal lo que hacía pero se estaba divirtiendo y lo demás estaba de más. Cuando se tomaban de la mano parecían estúpidos, perdidamente torpes, tan pero tan tiernos. Nada los frenaba, nada les impedía quererse, era el destino. Mírenlos a ellos dos, a través de mil mentiras llegaron a la verdad.

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