
La verdad no sé bien a qué tengo miedo, nunca fui mucho de apostar, una corazonada me dice que es hora de pagar. Y lo peor es que estos días ando seca, no tengo un peso para dar, las lágrimas quiero guardarlas para mi juicio final. Y cuando tu cigarro se consuma sin parar, siempre mi voz vas a escuchar, y ahí te vas a decir que hay que saber cuando parar.












No hay comentarios:
Publicar un comentario